miércoles, 11 de febrero de 2009

Fútbol Solo Fútbol

Juventud, Divino Tesoro.
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro.
Y a veces lloro sin querer.

Seguramente, Rubén Darío, el príncipe de las letras castellanas, nunca imaginó que algunas estrofas de su canción, “Otoño en Primavera”, serían citadas en un escrito de fútbol producido en Santo Domingo, Capital Primada de América.

Pero, como el fútbol nos permite tomar ciertas libertades, recurrimos al escrito del prestigioso nicaragüense para resaltar la actividad de los niños (ñas) dominicanos futbolistas.

Ustedes, mis respetados y apreciados lectores tienen que saber que en nuestro querido fútbol nacional se produce un fenómeno dicotómo.

Por un lado, nuestras selecciones nacionales no obtienen resultados alentadores en sus compromisos internacionales y por el otro, las competencias de alto nivel que servirían de estímulo brillan por su ausencia.

A pesar de esta indiscutible realidad, llama poderosamente la atención la gran cantidad de niños y niñas que actualmente están jugando al fútbol en toda la geografía nacional.

Sin temor a equivocarnos, decimos que, hoy por hoy, el fútbol es la disciplina que más demanda tiene en los colegios privados.

Expresamos esta afirmación basándonos en el profundo conocimiento del medio en que nos desenvolvemos, pero también atendiendo referencias e informaciones obtenidas en diferentes comercios que venden indumentaria de fútbol, y por la gran cantidad de partidos que dirigen nuestros árbitros.

Nunca antes como ahora las tiendas especializadas en fútbol han vendido tantos balones, uniformes y botas de fútbol.

Esto es tan real que actualmente se han instalado en el país distribuidores de las más prestigiosas marcas internacionales identificadas con el fútbol como lo son: Adidas, Nike y Umbro. La más antigua y prestigiosa tienda deportiva del país, “El Molino Deportivo”, importa y vende cada día más balones Wilson, como también uniformes brasileños de la marca Poker.

Es decir, que el fútbol, con su magia sin igual, ha dinamizado el comercio deportivo y creado múltiples posiciones de trabajo para los jóvenes entrenadores y ex-jugadores de selecciones nacionales.

Actualmente, los días sábado por la mañana en el predio deportivo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña -Unphu- se viene celebrando la Gran Copa Metropolitana de Fútbol Infantil con la participación de nueve equipos pertenecientes a las Asociaciones de Fútbol del Distrito Nacional y de Santo Domingo, respectivamente. Ver en acción a los niños produce una alegría inmensa y el ambiente familiar que se vive en cada jornada es estimulante.

Además de este certamen, semanalmente son múltiples los intercambios que se realizan con equipos de La Vega , Moca, Santiago, Jarabacoa, Puerto Plata, etc.

Por si esto fuera poco, para el último fin de semana del corriente mes, los amigos de Sosúa están organizando una atractiva jornada de fútbol infantil que contará con la presencia de equipos de Gaspar Hernández, Moca, Santiago, Puerto Plata y Santo Domingo.

Este auge del fútbol infantil tiene que ser capitalizado por las máximas autoridades del fútbol nacional. Las mismas tienen que estimular a los clubes barriales, tienen que proveerles balones, asesoramiento y orientación.

Los colegios privados y muchas escuelas son solventes y se pueden costear la compra de los útiles que requiere el fútbol para su práctica, así que, hacia donde tiene que estar dirigida la ayuda y el soporte, tanto logístico como técnico, es hacia los clubes barriales.

Los balones que no se usan, se dañan. Que bueno que a los niños y niñas dominicanas les guste el fútbol.

Fuente: El Nacional, Jorge Rolando Bauger

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